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Foto del escritorElena Sofia Zambrano

La píldora anticonceptiva no es medicina

Es la experiencia de miles y miles de mujeres que, tras experimentar dificultades con su ciclo menstrual, acuden a su médico y son recetadas la píldora anticonceptiva como solución al problema. Si su ciclo es irregular, si no están ovulando, si tienen un sangrado excesivamente abundante, si tienen dolores invalidantes, si tienen endometriosis, si tienen síndrome de ovario poliquístico… en fin, la píldora es “talla única”, es la receta para cualquier malestar femenino.


Por supuesto que para muchas mujeres que sufren de síntomas que afectan profundamente su capacidad de disfrutar su vida diaria, tomar la píldora ha sido un alivio que les ha permitido volver a la vida. Eso no está en discusión.


Sin embargo, la píldora anticonceptiva no es medicina. La píldora no soluciona el problema. La píldora no cura ningún síndrome, desajuste o enfermedad. La píldora no es otra cosa que un parche.


Imagina que tu sistema hormonal es una danza. Tus hormonas danzan según el ritmo natural de tu cuerpo, permitiendo que todo funcione a la perfección. Cuando las hormonas se salen de este ritmo, cuando comienzan a danzar cada una por su lado, entonces comienzan a surgir los problemas: ciclos irregulares, acné, anovulación, vello excesivo, dolor, etc. Estos síntomas te dicen que algo no anda bien, que algo no está funcionando de manera óptima. Son señales de tu cuerpo que te dicen que es necesario hacer cambios.


Al tomar la píldora, no imagines que ésta entra en tu cuerpo y pone orden en tus hormonas danzarinas. La píldora simplemente manda a tus hormonas a dormir. Las cubre. Les pone una máscara, o las manda de vacaciones. La píldora llega e impone su propio grupo de danzarinas. Claro, los síntomas parecen haber desaparecido. Pero en realidad no se fueron, están tapados al igual que está tapada la voz de nuestro cuerpo que nos dice que algo no anda bien.

¡Claro que con la píldora se fue tu sangrado abundante! (Porque esa no es tu verdadera menstruación, sino un sangrado provocado). ¡Claro que tus ciclos se ordenaron y comenzaste a ser regular! (Porque es la píldora la que está imponiendo en tu cuerpo un momento para sangrar, no es tu cuerpo sangrando por si solo). ¡Claro que pareciera que tienes ciclos normales! (Pero no te engañes, si te prescribieron la píldora porque no estás ovulando, mucho menos lo estás haciendo con la píldora).


Cuando dejamos de tomar la píldora, la píldora se lleva a sus danzarinas, y nos quedamos con nuestras hormonas originales. Si no estaban funcionando bien antes, no funcionarán bien ahora. La píldora no las arregló, solo las cubrió, las mandó backstage, detrás del escenario. En el momento en que la dejamos de tomar, descubrimos que los problemas de salud aún están ahí. De hecho, muchas de las veces, los problemas vuelven peor de lo que estaban al comienzo; pues el tomar la píldora tiene efectos secundarios que impactan la salud general de nuestro cuerpo.


La píldora no es medicina. La píldora nos priva de ovular (entre otras cosas). Cada vez más se habla de la ovulación como un signo vital en la mujer en edad fértil. Ovular genera un sinfín de beneficios para nuestra salud, mucho más amplios que la capacidad de reproducirnos. La píldora niega a las mujeres el acceso a la increíble y valiosa información que su ciclo menstrual natural proporciona acerca de su salud. Nuestro cuerpo constantemente nos envía señales a través de nuestro ciclo menstrual. Cuando vivimos nuestros ciclos naturales y aprendemos a leer sus señales, nos empoderamos con la capacidad de tomar las riendas de nuestra salud en nuestras manos.

Las mujeres merecemos verdadera medicina. La píldora no es verdadera medicina. Merecemos medicina que coopere con el ciclo natural de la mujer. Medicina que ofrezca verdaderas soluciones a los problemas de salud de nuestros ciclos. No merecemos una solución “parche” que tape el problema para silenciarnos. Merecemos verdadera y radiante salud.


Si estás pasando por dificultades menstruales, no te conformes con que te receten la píldora. No te conformes con tapar síntomas, mereces sanar tu cuerpo.


Anímate a hacer cambios profundos en tu alimentación y en tu estilo de vida. Haz ejercicio, duerme suficientes horas, maneja mejor el estrés en tu vida, cuida y apoya tu hígado y respeta los ritmos de tu cuerpo. Es posible sanar, tu cuerpo sabe sanar.


Felices ciclos,

Elena Sofía

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